Cómo una Filosofía Milenaria Puede Llevarte a la Paz Interior

¿Recuerdas un momento en el que sentías que todo estaba bajo control? Quizás la vida parecía más sencilla y las decisiones más claras. ¿Y si te dijera que es posible vivir así todos los días? Existe una filosofía milenaria que te puede ayudar a recuperar esa sensación de paz interior, y hoy quiero contarte cómo aplicarla en tu vida.

Las cuatro nobles verdades

Anoche, estaba leyendo El pequeño libro del budista de Bettina Lemke, un libro que explica de manera clara y concisa la filosofía budista. Mientras lo leía, recordé un hábito poderoso que me ayuda a conectarme con mi yo superior, esa parte de mí que sabe disfrutar de la vida y de las pequeñas cosas sin ser constantemente abrumada por los pensamientos.

El budismo habla de las «Cuatro Nobles Verdades», y una en particular me hizo reflexionar profundamente. La primera verdad dice que el mundo está lleno de sufrimiento. Pero este sufrimiento, visto desde el punto de vista del crecimiento personal, no es algo que debamos temer. De hecho, es el sufrimiento lo que nos impulsa a mejorar.

Piensa en un momento en que te sentiste estancado, tal vez atrapado en tu zona de confort. Es un lugar que al principio parece seguro, pero con el tiempo comienza a generarte una sensación de inquietud. Cuando no creces, tu mente y tu cuerpo lo sufren. Por ejemplo, muchas personas desarrollan malos hábitos cuando se sienten estancadas. Tal vez empiezan a posponer cosas importantes, a sentir más estrés o caen en patrones de pensamiento negativos.

La psicología reconoce que permanecer en la zona de confort a menudo genera malestar. Cuando dejamos de desarrollar nuestro carácter, nuestra mente comienza a sabotear nuestras intenciones, creando resistencias. En este punto, hay dos caminos: o permanecemos en ese malestar, o decidimos salir de la zona de confort para enfrentarnos a nuestro primero obstáculo, la zona de miedo: nuestro cerebro genera resistencia para que volvamos en la zona de confort. Si seguimos adelante y buscamos un crecimiento verdadero seguiremos encontrando problemas, que nos ayudarán a crecer.

Todos sufrimos y todos queremos poner fin a este sufrimiento. Incluso tu peor enemigo. Entender esto nos permite conectar con los demás y acabar con parte de nuestro sufrimiento, ya que nos despedimos de el odio.

No eres la voz en tu cabeza

El hábito que he utilizado en pasado está ligado a la segunda noble verdad del budismo.

Quiero que prestes atención al siguiente concepto y tomes un momento para reflexionar sobre sus implicaciones.

La segunda noble verdad es que el sufrimiento tiene una causa. La causa de el sufrimiento es la voz de nuestra mente, con la cual generalmente nos sentimos identificados. De todas maneras, nosotros no somos esta voz. Somos mucho más.

Como bien sabes, el cerebro tiene dos hemisferios. Estos dos hemisferios están conectados entre sí por un haz de fibras. Estas fibras permiten que ambos hemisferios se comuniquen. En el siglo pasado, se desarrolló una cirugía llamada «callosotomía», que consiste en cortar ese haz de fibras para reducir los episodios de crisis epilépticas en los pacientes.

Sorprendentemente, cuando se corta este haz de fibras, se puede seguir llevando una vida bastante normal. Sin embargo, los pacientes comenzaron a notar que la mano izquierda parecía tener vida propia; por ejemplo, mientras se abotonaban la camisa para ir al trabajo, la mano izquierda, traviesa, desabotonaba los botones.

Decidieron estudiar por qué sucedía esto.

Aquí podríamos profundizar mucho, pero te lo explicaré de manera sencilla compartiendo un ejemplo real. El doctor Gazzaniga mostró al paciente John dos imágenes. Una de ellas solo la podía ver el hemisferio izquierdo, donde reside nuestra lógica y conciencia, esa voz interna con la que nos identificamos. La otra imagen solo la vio el hemisferio derecho, donde reside la parte más creativa.

Ahora viene lo interesante: John veía un lápiz en la pantalla, pero al hemisferio derecho se le mostró una cuchara. El doctor le pidió a John que dibujara con la mano izquierda lo que había visto, sabiendo que la mano izquierda es controlada por el hemisferio derecho.

John observó cómo su mano izquierda comenzó a dibujar una cuchara. El doctor le preguntó por qué había dibujado una cuchara, y John (o mejor dicho, su hemisferio izquierdo) lo justificó diciendo: «Pensé que era más interesante que dibujar un lápiz».

Este experimento se repitió con muchas personas, eligiendo colores y objetos preferidos, y el resultado siempre apuntaba a la misma conclusión profunda: . A menudo, la voz en nuestra cabeza se inventa explicaciones para lo que hacemos, incluso cuando no tenemos una motivación real, porque somos mucho más que esta voz en nuestra cabeza.

Es importante no identificarnos con esa voz, porque es solo una pequeña parte de lo que somos. El sufrimiento surge cuando nos apegamos a las creencias y la identidad que nuestra mente produce.

Si lo piensa bien, simplemente somos parte del universo, y la voz que tenemos en la cabeza es solo una pequeña realidad.

Lo siguiente es un poco denso, lo admito, pero quedate conmigo porque es importante: Somos partículas y átomos que forman los elementos esenciales para la vida: agua, proteínas, ADN, los componentes químicos fundamentales del cuerpo humano, compuesto por células que se especializan para formar tejidos y órganos, los cuales se agrupan para crear estructuras más complejas como la piel, el corazón y el cerebro. Todos estos sistemas forman un organismo completo, nuestro cuerpo. Solo somos individuos dentro de una sociedad, pero no somos los únicos seres vivos en la Tierra; también existen plantas y hongos.

Somos parte del universo, y aferrarnos a nuestro ego, a esa voz interna, es lo que causa sufrimiento.

Desconecta de esta voz

Esta es la tercera noble verdad: podemos dejar de sufrir. ¿Cómo? Reconociendo que el sufrimiento es solo una interpretación de nuestra mente. Cuando practicamos la meditación, aprendemos a distanciarnos de los pensamientos y a verlos como simples nubes que pasan en el cielo, sin aferrarnos a ellos ni involucrarnos demasiado. Vivir en el presente, sin dar demasiada importancia a la voz en nuestra cabeza, es lo que nos lleva a la verdadera paz.

Esta es el hábito del que te hablaba. Desconectar de la voz de la mente y conectar con el presente.

Imagina que caminas por un parque, el sol calienta tu piel y una suave brisa acaricia tu rostro. Si logras no dejarte arrastrar por los pensamientos sobre lo que debes hacer después o por los problemas que te esperan, en ese momento estás completamente en paz. Ese es el poder de vivir en el presente, y eso es exactamente lo que enseña el budismo.

Puedes disfrutar conectando en el presente, incluso en las peores de las situaciones. Cuando tenía 18 años una persona muy importante para mi se murió. Recuerdo que una noche iba paseando, borracho, en el medio de la carretera, pensando en que la vida era una mierda y que no me importaba nada si un coche me iba a atropellar.

La voz de mi consciencia, en este caso, me hizo una pregunta que me ayudó a conectar con el presente: Maurizio está muerto. ¿Qué daría para vivir lo que yo estoy viviendo en este momento?

De repente, algo hizo clic. El sonido de la lluvia se volvió maravilloso, las gotas que caían en mi cuerpo me iban despertando, i el agua en los zapatos me daba una sensación de conexión total con mi entorno. En menos de un instante pasé de tener un pensamiento negativo a disfrutar completamente de mi vida.

La voz de nuestra mente es una herramienta que nos puede servir para tomar decisiones, establecer metas, a entender como funcionan las cosas, a comunicarnos con los demás. Si dejamos que tome el control de nuestro cuerpo,

Igual que en el experimento del lápiz y de la cuchara, esta voz se equivoca en muchas ocasiones. Por esto es importante no dejarnos llevar por esta voz, porque si no nuestro cuerpo empieza a ser una herramienta de la mente, y esto genera sufrimiento.

El camino según los BUDISTAS

La cuarta noble verdad nos muestra el camino para dejar de sufrir. Se trata de vivir de acuerdo a algunos principios clave: tener una visión correcta de las cosas, usar palabras y acciones adecuadas, y vivir con una conducta correcta. Esto significa actuar de manera alineada con nuestra alma, sin importar lo que nuestra mente nos diga. Debemos esforzarnos por ser conscientes de nuestros pensamientos, reconocer cuando estamos equivocados, y enfocarnos en lo que realmente es importante para nosotros.

Te invito a leer El pequeño libro del budista de Bettina Lemke. El budismo es una doctrina filosófica que tiene muchas practicas y mindsets respaldados por la ciencia moderna del bienestar.

¿Pasamos a la acción?

El primer paso para encontrar más conciencia es observar tus propios pensamientos. A lo largo del día, detente un momento y presta atención a lo que está sucediendo en tu mente. Observa los pensamientos que emergen y trata de no juzgarlos. Si te resulta difícil, intenta concentrarte en la respiración y observa cómo los pensamientos tratan de distraerte. También puedes fijarte en las texturas que tu mano capta empezando a tocar objetos a tu alrededor.

Con el tiempo, te volverás más consciente de esta voz interior y aprenderás a no dejarte llevar tanto por lo que dice.

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